La flexiguridad consiste en una serie de medidas de política laboral destinadas, por una parte, a flexibilizar el mercado de trabajo favoreciendo el ajuste del personal en función de la demanda y; por la otra, asegurar el acceso a nuevos puestos de trabajo bien mediante políticas activas (ayudas a la formación, servicios públicos de ocupación, etc.) o las políticas pasivas (seguros de desempleo, subvenciones a la contratación, etc.). Bajo este paradigma la modelización del mercado laboral permite un equilibrio entre la oferta y la demanda de trabajo y sigue una lógica que permite preservar el ahora maltratado estado del bienestar.
Lo que se propone en este artículo es, simplemente, dos cosas: el aumento de la flexibilidad unilateral exclusiva en favor de la empresa y un recorte de las medidas de seguridad apuntando hacia un sistema de copago.
Flexibilizar el despido cómo medida de fomento del empleo (véase la paradoja), siguiendo la lógica que se propone la CEOE, significa, si se lee entre líneas: "despido a la persona que lleva X años en la empresa ya que ahora me sale menos caro al reducir la indemnización, y contrato a dos junior o becarios para hacer eso mismo pagándoles la mitad a cada uno. "
Quizás el punto que más ardor de prefrontal me produce es el de: "que no se exagere en cuanto a la utilización de los servicios públicos". Es que de verdad, ¡que exagerada es la gente!, poniéndose enferma todo el rato, quedándose sin trabajo y queriendo educarse para generarse nuevas oportunidades laborales. ¿O estaremos incluso refiriéndonos a la inmigración?
Esta preocupación de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) por el uso excesivo de los servicios públicos, ¿no vendrá acaso originada en un intento de que la atención se focalice en el gasto individual que realizan los inidividuos, en vez de los macro gastos que se generan de subvenciones y acuerdos no revisados recientemente?. ¿No sería particularmente interesante revisar la política fiscal y tributaria?.
Que no me malentiendan, que si no hay empresas no hay trabajo y estoy a favor de todas aquellas medidas que potencien el desarrollo del mercado de trabajo, aunque sean dolorosas; pero no, no y no aceptaré argumentos cómo: “cuanto más fácil sea la salida, más fácil será la entrada y la creación de empleo”. El despido no es una varita mágica que lo soluciona todo, es una consecuencia de unas determinadas circunstancias o de un fallo en la planificación estratégica.
El despido por el despido, es barrer y esconder el polvo debajo de la alfombra; y soy alérgica al polvo.
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