Al llegar alli casi no había cola en la entrada, no obstante, nos hicieron esperar un buen rato mientras los guardas cuchicheaban y finalmente nos preguntaron sí estábamos en alguna lista. Obviamente no. Preguntamos sí el local estaba lleno; nos dijeron que no pero que sin lista no se pasaba.
Señores míos, he acudido varias veces a ese local y jamás he tenido que estar en ninguna lista. Me pregunto sí no habría otra razón. Me pregunto sí el hecho de que varios de mis amigos fueran extranjeros, sudamericanos mayormente, o de que su orientación sexual no sea la tradicional, no habrá tenido nada que ver. Quizás la culpa fue de los chistes malos del pobre sevillano.
A veces me olvido de que sigo viviendo en un país de toros y coplas. Que más allá de mi burbuja social mis amigos serían etiquetados de sudacas y maricas. Que por mucho que hayamos avanzado, todavía nos queda un largo camino que recorrer hacia la verdadera tolerancia, entendiendo tolerancia como:
"el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. "
Sea cómo sea, pasamos una noche estupenda.
Y éste local, ya no está en MI lista.
Y éste local, ya no está en MI lista.
ResponderEliminarBien dicho!
Desgraciadamente, las cosas aquí son así. Ya lo he vivido y también amigos míos de centro y sudamérica, en un local de música variada (salsa incluida), buen ambiente y me atrevo a agregar situado en Les Corts.
ResponderEliminarTienes suerte que tu interacción no incluyó (al igual que la de mi amiga) escuchar un "y vuélvete a tu p... país", a lo que ella de manera educada y tranquila, se acercó y le explicó el por qué ella iba de fiesta, al lugar dónde él trabaja como portero de discoteca.
Espero que algún día, esa tolerancia de la que hablas, que yo me inclino por llamarla xenofobia, desaparezca no sólo de este país "de toros y coplas", si no también de la mente de tod@s.